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Mi Pagina Literaria - La Misión




L  A       M  I  S  I  O  N
         


            Cuando ella abrió la puerta de su departamento, todo parecía normal. Prendió las luces y como de costumbre, dejó su maletín a un lado y se quitó los zapatos para recostarse cómodamente por unos minutos en el sofá. Se quitó sus lentes y cerró los ojos por unos momentos. Era una mujer delgada, atractiva, de poco más de unos treinta años. Estaba muy cansada luego de una agotadora jornada de trabajo en el laboratorio. No tenía mucha hambre y lo único que deseaba era tomar una ducha caliente y acostarse para no despertarse hasta el día siguiente.          

Cuando pudo recobrar fuerzas, se levantó para ir a encender el agua caliente para tomar su ducha habitual. Cuando cruzaba el pasillo hacia su dormitorio  le pareció ver que alguien estaba de pie mirándola. Fue un solo instante y cuando se dio vuelta para ver quien era ella dejó escapar un grito de sorpresa. No podía creer que alguien había entrado a su departamento y temía pensar lo que pudiera hacerle. Quedó inmóvil de pavor. El extraño la miraba fijamente como si estudiase sus reacciones. Vestía de un traje negro reluciente de pies a cabeza semejante al de un piloto de aeronave. No podía ver su rostro porque llevaba puesto un casco negro cuyo visor oscurecido sólo reflejaba su rostro asustado.

El extraño le preguntó, con una voz metálicamente distorsionada a propósito, si ella era quien él buscaba, dándole un nombre y apellidos completos. Efectivamente era su nombre pero si ella lo confirmaba, ¿La matarían allí mismo? No habría forma alguna de defenderse ni dar la alarma en el edificio. Si no podía hacerlo, entonces podría despistarlo dándole un nombre falso. No sólo eso sino que le dijo que ella sólo una compañera de cuarto de  la persona que el extraño buscaba. Sacando una firmeza de la desesperación escondida, le demandó al extraño que le revelara su identidad.

-“Ud. me está mintiendo”, le respondió el extraño tranquilamente.

-“¿Cómo puede Ud. estar tan seguro si no me conoce?- le preguntó con firmeza entre sorprendida e interesada. El extraño le volvió a repetir el nombre de ella, indicándole su edad, estado civil, lugar y fecha de nacimiento. Además nombró el instituto de Física Aplicada donde trabajaba actualmente.

-“Usted es parte de un comité que trabaja en un proyecto militar ultra secreto para el gobierno.”

-“¿¡Quien es Ud, y qué quiere?!”, le preguntó ella entre molesta y atónita. No tenía duda alguna que por primera vez en su vida estaba cara a cara con un espía.

El desconocido cambió el tema y apuntó hacia el maletín. “¿Qué hay en ese maletín?”

-“Sólo algunos papeles”, fue la rápida respuesta casi sin pensarla. Ella se estaba poniendo nerviosa, “no tienen importancia para nadie excepto para un físico.”

El la miró de nuevo. Entonces le mencionó el nombre del proyecto secreto. Como ella pareció no reaccionar entonces él se lo describió. “¿Tiene acaso que ver con sus investigaciones para la construcción de un sistema capaz de hinchar suficiente los agujeros de gusano a dimensiones macroscópicas para utilizarlos como máquinas del tiempo?” Ella lo miraba sin decir nada. “Una vez logrado esto, el siguiente paso será construir un aparato que produzca un efecto antigravitatorio dentro del agujero de gusano, ¿no es así? De esta manera evitarán que colapsen y Uds. mueran durante los viajes en el tiempo.” Ella fingía estar muy tranquila pero por dentro no podía creer cómo el extraño era tan osado. “Pero me temo que tienen un grave problema…”

-“¿Ah, si?, le preguntó ella con un fingido interés e ironía. Sólo quería ganar tiempo. “¿Y cuál es este problema tan grave que supuestamente tenemos?”

-“Precisamente el tiempo. A este ritmo les tomará décadas para tan solo ser capaces de realizar la primera etapa del proyecto.”

Ella no sabía si el extraño era un loco o un hombre muy astuto que se hacía pasar por loco. ¿Sería acaso un espía que le estaba tendiendo una trampa para que ella le revelara más información secreta? ¿La mataría después de hacerlo? Pensaba en qué más preguntarle o decirle para ganar tiempo a fin de que en un momento de distracción pudiera activar la alarma oculta en su reloj. Era uno de los mecanismos de seguridad estándar de la organización y nunca se había visto en la necesidad de usarlo. Mientras, escuchaba nerviosa al extraño.

- “Lo se muy bien”, dijo el extraño quedándose en silencio un momento como si recordara. “Lo sabemos muy bien porque precisamente fuimos nosotros quienes perfeccionamos el sistema décadas después que Uds. comenzaran su investigación. Hablo de aquí a unos cincuenta años en el futuro.”

Por fin ella presionó la alarma oculta en su reloj. Sabía que, tal como le habían capacitado, en menos de sesenta segundos, los guardias de seguridad tendrían rodeado todo el piso, monitores ocultos en los departamentos se activarían automáticamente, y un gas adormecedor invisible se esparciría por el cuarto neutralizando al intruso excepto a ella, quien había sido vacunada anualmente.

El extraño continuaba con su relato como si nada. “En resumen, lo que estoy tratando de decirle, es que yo vengo del futuro.”  “¡Este tipo debe estar loco de remate!”-pensó ella mientras se le hacían eterno los segundos para que la vinieran a rescatar y todo se terminara.

-“¿Acaso está esperando a los guardias y al gas adormecedor”, le preguntó el intruso con mucha calma. “¡¡¿Cómo pudo?!! –pensó ella. “Para su tranquilidad”, continuó el extraño, “me aseguré de inactivar la alarma de su reloj mucho antes de que Ud. me viera.”

-“¡¿Pero cómo pudo hacerlo?! –exclamó ella entre incrédula y asustada.

-“Tecnología”, le respondió el intruso, “tecnología.” Si era todo ello cierto ¿qué le pasaría a ella?

La voz del extraño pareció indicar un cierto tono de molestia amenazante. “Ahora le suplico que se calme y me escuche atentamente porque no la liberaré hasta que escuche todo lo que tengo que decirle.”

-“¡No le creo absolutamente ni una sola palabra de todo lo que me ha dicho!”-lo interrumpió ella entre indignada y asustada. “Ud. es un maldito espía infiltrado que pretende armar un show para que le entregue información secreta.”

-“Me temo que Ud. está muy equivocada. Por el contrario, soy yo quien le va a entregar información secreta a Ud. No estoy hablando de una trampa ni de exigirle nada a cambio. ¡La  información que le voy a entregar contiene las claves que le permitirán adelantar sus descubrimientos en más de treinta años!” Ella no podía dejar de pensar que estaba loco y que no debía contradecirlo, no sea que perdiera el control y atentara contra su vida. “Primero que nada”, prosiguió el, “permítame decirle que Ud. es mucho más encantadora en persona. Y le aseguro que es un verdadero honor para mí conocer a la descubridora del sistema teórico que en décadas posteriores hará posible el desarrollo de los viajes en el tiempo.”

-“¡Vaya que halago!”, comentó ella sarcásticamente, “y en qué condiciones. ¡Cuando me encuentro amenazada y secuestrada en mi propio departamento!” Se quedó en silencio un momento como para calmarse y no decir nada que alterara al intruso. “Agradezco sus palabras pero desearía poder ver su rostro en lugar del casco polarizado que refleja el mío.” Sus palabras eran un mero ardid para poder identificar a su secuestrador en caso que lograra salir con vida de esta pesadilla.  

-“Hay ciertas alteraciones físicas leves y otras potencialmente peligrosas en los viajes en el tiempo por lo que debemos minimizar  todos los riesgos de exponernos a su atmósfera. Por ello uso mi traje espacial y el casco. Como no puedo subir el visor, sí puedo volverlo totalmente transparente a voluntad.”

Ella vió como su visor se transparentaba suavemente y por primera vez pudo contemplar el rostro de su adversario. “Te ves muy joven”, fue el comentario que salió de sus labios. “¿Qué edad tienes? No aparentas más de unos veinticinco años.”

-“Tengo cincuenta y dos para ser exactos.”

-“¿Te hiciste cirugía plástica o algo así?”, le preguntó ella con un dejo de asombro en el tono de su voz.

-“Sí pero esta es permanente, sumado a ello el hecho de que hemos logrado retardar el envejecimiento humano al tercio de su velocidad.”    

-“Dime, ¿Cuál es tu nombre?”, le preguntó ella interesada.

El extraño le dijo su nombre completo, y agregó, “Soy uno de los científicos que ayudó a configurar la primera máquina para los viajes en el tiempo, basados en el desarrollo de tus trabajos teóricos.” El visor de su casco se oscureció nuevamente. El hombre sacó algo de un bolsillo de su hombro izquierdo y se lo entregó a ella. “Esta micro tarjeta contiene la información clave de la que le he hablado.” Ella observaba la delgada tarjeta azul mientras el le hablaba. “Ahora, para que pueda tener una prueba de lo que le digo, le pido que la examine a solas primero y analice esta información hasta que se sienta segura de compartirla con su equipo. Le ruego que de hacerlo así, no revele el origen de sus descubrimientos.”

-“Tenga la seguridad que así lo haré. Por ningún motivo haría el ridículo ante el comité científico,” dijo ella algo sarcástica.

-“Mire, se que todavía tiene muchas dudas pero le ruego que confíe en mí.” Hizo una pausa. Ah, antes de irme quiero decirle que si Ud. revela mi nombre o cualquier indicio que permita que su servicio de inteligencia pueda rastrearme, le será en vano ya que no existen registros míos porque yo aún no he nacido. Se que al final lo entenderá todo.” Hizo el ademán de retirarse pero se volvió para decirle algo que había estado en su mente hace muchísimo tiempo. Incluso había soñado muchas veces con este momento pero ahora le parecía que las palabras apenas le salían. “Bueno, lo último que quisiera decirle antes de irme es que mi segundo apellido es idéntico al suyo…”, le era difícil hablar por la emoción, “Ha sido un placer conocerla”, le decía mientras su visor se transparentaba para decirle adiós, “sobre todo por que soy su nieto.” Y dicho esto apretó un botón de su reloj espacial, su visor se oscureció y el extraño caminó hacia la pared. Su tecnología hizo que los átomos de su cuerpo vibrasen a una velocidad lo suficientemente alta como para atravesar la pared sin sufrir daño alguno. Ella, asombrada, corrió a la entrada de su departamento y abrió la puerta para ver al extraño intacto en el pasillo mirándola a ella como si la esperara. Entonces de desvaneció en un haz de luz. Fue entonces cuando ella supo sin ninguna duda que el extraño le había dicho la verdad.

Nadie supo nada de todo lo acontecido en su departamento. Durante la noche, ella se dedicó a analizar la micro tarjeta exhaustivamente en el laboratorio. Pero ella tampoco supo que estaba siendo espiada. El hombre del futuro la observaba de cerca. Había activado su sistema de invisibilidad, creando un campo electromagnético especial que reflejaba las partículas de luz alrededor de su cuerpo. Aunque deseaba haber podido acercarse y conversar más con ella en esa y en otras futuras oportunidades, el sabía muy bien que le estaba vedado. De hecho se encontraba allí para informar a sus superiores si la misión había sido un éxito, y comprobarlo personalmente.

“Lamento haberle mentido a mi abuela,” pensaba para sí. “A pesar de nunca haberla conocido siento que el viajar al pasado me ha hecho sentir como si la hubiera conocido toda la vida. Es una mujer muy especial y muy inteligente. No me extraña que haya sido una de las ganadoras del Premio Nobel de Física por su desarrollo de la teoría física de los viajes en el tiempo.” Pero también sabía que gracias a su intervención este día, ese acontecimiento jamás se produciría en la realidad. No había vuelta atrás. Ella le creería y se basaría en los cálculos matemáticos entregados por él y en ello gastaría casi diez años de investigación para terminar en un callejón sin salida. Todo por un par de errores matemáticos en una de las largas series de cálculos en todo el enorme desarrollo de la teoría física que posibilitaría los viajes en el tiempo. Jamás nadie sabría que fue él mismo quien adrede puso esos “errores” que desviarían toda la teoría hasta perderse en un laberinto totalmente diferente, para, al igual que el gran astrofísico Stephen Hawkins, reconocer públicamente luego de casi una década de investigación, que toda su teoría estaba equivocada, y que por consiguiente, debía empezar todo de nuevo.

Su misión lograría atravesar toda la investigación en más de un siglo hablando en términos potenciales. Si, por las estadísticas de las probabilidades, luego de ese período, alguna otra mente brillante se acercara al desarrollo correcto de la teoría, otro viajero en el tiempo sería nuevamente enviado a frustrar su éxito hasta que, se eliminara por completo tal probabilidad. Lamentablemente, la experiencia ha demostrado que el hombre no está preparado para manejar el enorme potencial de esta caja de Pandora espacio-temporal. Por ello, él y su generación sacrificarán este conocimiento para salvar a las generaciones futuras. Sólo hombres de ciencia como él pueden comprender la magnitud del sacrificio que estaban haciendo al decidir no explorar uno de los secretos más grandes del universo. Eso significa que él mismo tampoco llegará a ser reconocido mundialmente como uno de los gestores de la aplicación práctica de esta teoría física en la construcción de la primera nave espacio-temporal. Su éxito, basado en las investigaciones de la afamada doctora en física, y quien ahora había tenido el placer de conocer en persona, jamás existirá en el futuro.

            Todas estas cosas meditaba mientras la observaba afanada en el computador, fascinada con toda la información de la micro tarjeta. “Sí”, pensó en lo que le diría a sus superiores, “la misión ha sido un éxito.”

           

FIN    

 

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